21.03.23 | 10 mins

Futuro del ámbito financiero (I)

Entre lo público y lo privado.
By Nacho Rodríguez


El momento actual y los años precedentes han supuesto un desbarajuste para la sociedad en su conjunto, para la economía en general y la banca en particular. Este es el primero de una serie de 3 posts en el que hemos querido entender no tanto lo que ha podido ocurrir, sino lo que está por venir en el ámbito financiero, para lo que nos hemos focalizado en 3 aspectos:

  • Escenarios de futuro, el presente post.
  • Principales amenazas a futuro, y
  • Cómo lo hemos hecho, qué técnicas hemos utilizado.


De una u otra forma nos inquieta lo que está por venir, con más motivo en este momento de cierta desconfianza, de cierta desazón, de cierto desencanto con lo que intuimos de una forma más o menos verosímil, más o menos lineal. Aflicción derivada del sentimiento de haber perdido capacidad de decisión sobre lo que como persona, como comunidad, podamos afrontar. La sensación de control siempre fue y será ficticia pero nuestras experiencias y la velocidad de los cambios parecían producirse, se han propagado, a una escala que nuestra generación hasta ahora al menos ha entendido asumible, manejable… A una escala humana. Máxime ante un futuro que nadie conoce, que no está en nuestras manos… A lo sumo hemos sido capaces de apalancarnos en nuestras vivencias pasadas, hemos sido capaces de generar datos, de generar hilos narrativos, sobre hipótesis o posibilidades. Hemos establecido consecuencias plausibles a partir de proyecciones de determinadas señales que, en última instancia, nos han permitido representar ciertos escenarios.

En este contexto nos hemos dejado seducir por el trabajo de Fred Polak y su “The Image of the Future”, siendo conscientes del gran poder de las imágenes, que podemos hacer extensivo a la narrativa, que determinan en gran medida nuestra imaginación en el presente y cara al futuro. La literatura, los cómics, el arte, la ciencia ficción, la publicidad, el cine, los propios videojuegos determinan en buena medida nuestra aproximación al futuro, nuestras imágenes sobre lo que puede ser.

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“The Image of the Future” de Fred Polak


Con genuina curiosidad hemos querido ver más allá, hemos tratado de dilucidar 4 posibles escenarios de futuro en un ámbito que nos resulta particularmente inquietante, el financiero, en tanto lo concebimos normalmente desde lo macro pero donde no deja de haber una afectación micro. Nuestro día a día, lo consideremos o no, no deja de estar atravesado por decisiones que muchas veces son económicas o que tienen repercusiones económicas. Es por este motivo que nos ha interesado hacer el ejercicio.

Para afrontarlo, y tras un trabajo previo que compartimos cerrando el texto, nos hemos focalizado en dos factores que a nuestro entender son determinantes en la construcción de esta cosmovisión. Son los siguientes:

  • Eje horizontal; Estado de las instituciones públicas, y
  • Eje vertical; Solvencia del proceso de transformación económico.
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Matriz 2x2, elaboración propia


Lógica de los escenarios

En la concepción de los escenarios prima la necesidad de cambio en lo económico, incorporando tanto variables sociales como medioambientales sin limitarnos al beneficio económico. Prima la idea de que los cambios se producirán ya sea de forma abrupta o de forma ordenada. Afrontar o no este cambio implicaría minorar o incrementar la polarización política y social, lo que eventualmente tendría repercusiones no solo nacionales, sino internacionales, de manera que el propio proceso de integración Europea podría verse afectado de forma positiva o negativa. Un proceso de desvinculación o de vinculación laxa para España o países equiparables supondría potencialmente una erosión de las condiciones de vida, eventualmente un retroceso en lo social y en lo económico. En último extremo, afectaría al papel de las instituciones que habrían de ser los garantes de la forma de vida, de la organización y gestión de recursos lo que implica beneficiar o no una actividad económica respetuosa con la sociedad y el medioambiente.


A. Privatización de la gestión y planificación de recursos públicos

La necesidad de cambio se conduce y gobierna desde las entidades privadas ante la debilidad de las instituciones, lo que implica dificultades a la hora de conciliar intereses sociales.

Es decir, se acometen cambios necesarios pero de forma un tanto disfuncional, de manera que los espacios públicos, la cohesión social se ve perjudicada en beneficio de grandes actores empresariales. En este contexto hay una deriva más individualista de la persona con unos lazos sociales y familiares débiles. Prima un consumo racional orientado en el disfrute personal, propósito para el que las grandes plataformas digitales son espacios idóneos.

Producto del tirón de las plataformas digitales, los servicios financieros se diluyen en los mismos de manera que los bancos quedan como caja fuerte, como tenedores de los apuntes contables, pero donde no hay capacidad para mantener una relación directa con “su” cliente. Por contra, las entidades financieras convencionales tienen espacio para ocupar parcelas de la gestión de  inversión y recursos, aplicando el amplio conocimiento de las dinámicas económicas micro y macro a la gestión pública.

Una digitalización ordenada por los sectores económicos lleva a una internet fragmentada por marcas comerciales y/o sistemas operativos propietarios que vertebran y despliegan los servicios básicos digitales.

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Imagen elaborada con Midjourney


B. Equilibrio multilateralista

En la pugna entre geografías (Occidente vs. Oriente), entre distintas formas de entender la sociedad, hay una falta de reconocimiento del otro, una visión parcial y sesgada que lleva a tratar de perpetuar esferas de influencia en beneficio propio que no se corresponde con los desafíos que se han de abordar. Hablan en cierta medida los tecnócratas, con amplitud de miras, y capacidad para involucrar en mayor medida a la población para legitimar y respaldar el proceso de toma de decisiones, lo que implica repensar formas de consulta y/o gobierno abierto.

Un papel fuerte de las instituciones públicas, tanto a nivel nacional como internacional, cabe pensar fortalecería un diálogo multilateral. Lo que tendría aparejados importantes avances sociales y económicos ante un ánimo más colaborativo (se redefinen los espacios públicos y privados, la movilidad, la economía, la alimentación…). Lo que despertaría confianza en las personas, tanto en el ámbito personal como el social. Distensión que se trasladaría a la opinión pública, aparcando soluciones populistas. Hacerlo implica un mayor control de las redes sociales y plataformas de manera que la tecnología no se desarrolla exclusivamente con fines comerciales, sino que se pone al servicio tanto de los ciudadanos como de la gestión pública.

Condiciones que propician que haya una mayor conciencia social sobre el impacto del consumo a todos los niveles. Lo que impacta sobre la forma de concebir los productos y servicios más allá de lo económico.

Aumenta el control sobre las plataformas digitales de manera que se fuerza la interoperabilidad entre sistemas operativos, internet comercial, la web oculta (Dark Web) se normaliza de manera que las plataformas pasan a ser descentralizadas, donde se normaliza el uso de agentes inteligentes invisibles. De la misma forma, la recopilación y gestión de los datos se conciben en beneficio de las instituciones y de los particulares, los intereses netamente comerciales quedan relegados.

Las entidades financieras despliegan sus servicios en el asesoramiento y acompañamiento de las personas como si de un Google Maps Financiero se tratara, donde hay un punto de origen y un destino vital para el que es preciso trabajar.

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Imagen elaborada con Midjourney


C. Auge y concentración de ciertos hubs globales

Las dinámicas de la economía digital tras la burbuja “punto com” a lo largo del pasado siglo, a pesar de la concepción humanista y libertaria de los orígenes de internet, ha mostrado claramente su deriva monopolística: el ganador se queda todo. No hay segundos actores o agentes, no hay contrapoderes o formas de conciliar intereses que no sean los de mercado, lo que se daría en torno a polos o hubs de innovación, especie de ciudades-estado donde las ciudades no son sino corporaciones que se radican en geografías concretas, que a través de la tecnología despliegan su poder con equipos de personas súper cualificadas. Recuerda a la tripulación necesaria para dirigir una nave espacial en “2001; Una odisea en el espacio”, “Alien” o “Moon” pero con la salvedad de que en esas naves vamos todos.

Un reducido número de corporaciones-estado controlan la innovación tecnológica y económica lo que propicia tremendas desigualdades y una pérdida de representación de importantes segmentos de la población. Se desarrollan y generalizan modelos de no propiedad en favor de los de uso en distintos órdenes materiales. No se posee, hablamos de una economía de suscripción donde lo básico está al alcance, todo son pequeños pagos para no poseer nada, todo es efímero. Espacio éste en el que las entidades financieras tienen mucho que decir de manera que evolucionan sus servicios para el pago de tarifas planas vitales que dan acceso a modos de vida que se pueden modular, como los avatares digitales.

Los individuos recelan del otro, los mínimos consensos sociales se rompen bajo un pesimismo que lleva a la inacción, a la aceptación de la “derrota”. Estado de ánimo que tiene su repercusión en los lazos familiares o sociales, en el consumo que se orienta a la evasión, a las ficciones alternativas que se desarrollan en espacios virtuales en los que cada uno puede ser quien quiera, donde cada persona puede ser varias personas. Los avatares son como la ropa, en función del momento y la audiencia puedes vestir el avatar que consideres.

En este contexto de desconfianza y recelo los proyectos como el de la Unión Europea se verían perjudicados de manera que, sin excluir nuevas salidas, se optaría por la desvinculación progresiva o vinculación laxa lo que a la postre supondría un retroceso, una merma, de las condiciones sociales y personales. La debilidad de las instituciones deja a los países a la deriva sin capacidad de negociación alguna, siendo absolutamente dependientes de empresas propietarias de las soluciones tecnológicas.

En este contexto, las plataformas tecnológicas lo empapan todo. Los datos de las vidas de las personas son un activo de las empresas de manera que se cuenta con un volumen agregado de datos tal que el condicionamiento social se hace más eficazmente en favor de las propias tecnológicas e instituciones públicas afines.

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2001: Space Odyssey (1968)


D. Nacionalización de los recursos y planificación de la vida en sociedad

Una transición poco exitosa o desordenada lleva a hacer prevalecer el beneficio de la comunidad frente a las libertades individuales. Nos enfrentamos a un contexto complejo donde las tecnológicas determinan el curso o posibilidades de la economía y la innovación, donde se ha materializado una brecha digital que condena a los individuos a ser meros usuarios, donde no hay forma de abstraerse de las soluciones tecnológicas que tienen presencia en cada faceta de la vida del individuo, donde son las instituciones públicas las que dirigen la evolución tecnológica en favor del control, la tutela, la paz social, la moderación de la opinión pública y la gestión y alineamiento de expectativas del individuo.

Instituciones públicas fuertes y personalistas que buscan perpetuar el poder de la institución tanto dentro como fuera, buscando países o regiones o entidades privadas afines, respetuosas con las preocupaciones y singularidad internas (principio de no injerencia en las cuestiones internas). De alguna forma es una reedición de la Guerra Fría donde la política de bloques y las áreas de influencia se subliman por el control de las instituciones públicas vía tecnología.

Prevalece la paz social a la resolución de problemas o inquietudes globales, lo que supone una población empobrecida pero conforme. Lo que supone grandes procesos de reeducación de la sociedad vía propaganda. El beneficio social se antepone en cada faceta personal, en los lazos sociales que son necesarios pero se han de plegar por la comunidad.

Preservar esa paz sin un modelo económico de éxito supone subsidiar a amplios sectores de la población, población de la que se espera siga su vida sin que esta pueda alterar en modo alguno a la comunidad. La intromisión pública se da en prácticamente cualquier faceta personal, entre las cuales está la económica sobre la que hay pleno control, tanto los movimientos económicos como las cuentas bancarias de cada persona son conocidas por las instituciones para salvaguardar el bien social.

En última instancia, se traduce una planificación de los proyectos vitales y profesionales de cada persona.

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Imagen elaborada con Midjourney


A pesar de los escenarios, nos resistimos a creer en cualquier planteamiento impuesto desde la tecnología, desde las herramientas. No es la tecnología la que determinará el futuro, son las ideas y creencias las que lo harán, es la confianza en el solucionismo tecnológico lo que nos hace bajar nuestras cautelas, nuestro juicio. Son las imágenes ajenas las que nos privan de concebir futuros preferibles y propios. La tecnología no mueve el mundo, las ideas y las creencias sí lo hacen. Cultivémoslas, cuidémoslas, compartámoslas…

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